Reconstruyendo desde el Corazón: Cómo Apoyar a la Comunidad Valenciana tras el Impacto Emocional de la #DANA

noviembre 4, 2024

En situaciones de desastres como la reciente #DANA en Valencia, la reacción del cerebro y las emociones de las personas afectadas pasan por diferentes etapas de impacto psicológico, cada una con requerimientos específicos de apoyo. Estas etapas son evidentes tras eventos como inundaciones, huracanes o terremotos, y es esencial para la recuperación el implementar un apoyo profesional adaptado a cada fase es de vital importancia. A continuación, se presenta un análisis de estas etapas, ejemplos de desastres similares y directrices para el apoyo basado en investigaciones científicas.

Etapas Psicológicas Tras un Desastre y la Respuesta del Cerebro

1. Etapa de Impacto o Shock

Características: Justo después del evento, el cerebro se encuentra en un estado de shock debido a la liberación intensa de cortisol y adrenalina. Esto provoca una hiperactivación de la amígdala, que es responsable de la respuesta de lucha o huida, generando sentimientos de incredulidad, confusión y parálisis emocional.

Ejemplo: Después del huracán Katrina en 2005, muchas personas reportaron no poder asimilar la magnitud de la devastación, sintiendo una desconexión de la realidad inmediata.

Apoyo: En esta etapa, es fundamental proporcionar un entorno seguro y establecer contacto, sin forzar el procesamiento emocional. Las intervenciones deben enfocarse en la estabilización inicial, utilizando técnicas de grounding (https://dimagarsalud.es/como-practicar-el-grounding/ ) para ayudar a los afectados a recuperar la sensación de seguridad y anclarse en el presente.

Referencia: Everly, G. S., & Mitchell, J. T. (2000). Critical Incident Stress Management (CISM): A new era and standard of care in crisis intervention. Chevron Publishing.

2. Fase de Negación o Evitación

Características: Poco después de experimentar el shock, muchas personas intentan minimizar o eludir el impacto emocional. El cerebro permanece en un estado defensivo, con la corteza prefrontal limitada en su capacidad para procesar el evento de manera racional.

Ejemplo: Durante las inundaciones en Europa Central en 2002, algunas comunidades buscaron rápidamente regresar a la «normalidad», sin reconocer el trauma que habían vivido.

Acompañamiento: El apoyo debe ser empático, facilitando que las personas verbalicen y reconozcan sus emociones sin presionarlas. La psicoeducación sobre las respuestas normales al trauma puede resultar útil, normalizando sus reacciones.

Referencia: van der Kolk, B. A. (2014). The Body Keeps the Score: Brain, mind, and body in the healing of trauma. Penguin Books.

3. Fase de Confrontación y Procesamiento

Características: A medida que disminuye la actividad de la amígdala, el cerebro permite un procesamiento más consciente de la experiencia. Sin embargo, esto también puede dar lugar a emociones intensas como tristeza, ira o ansiedad, a medida que la memoria traumática comienza a integrarse en la corteza prefrontal.

Ejemplo: Después del terremoto en Haití en 2010, los sobrevivientes empezaron a manifestar ira y frustración por la falta de asistencia y la pérdida de sus seres queridos.

Acompañamiento: En esta fase, el apoyo terapéutico es crucial. Técnicas como la terapia cognitivo-conductual (CBT) o la terapia de exposición ayudan a procesar el trauma de manera segura y a reestructurar pensamientos desadaptativos. Además, el acompañamiento grupal puede proporcionar un sentido de comunidad y comprensión compartida.

Referencia: Foa, E. B., Hembree, E. A., & Rothbaum, B. O. (2007). Prolonged Exposure Therapy for PTSD: Emotional processing of traumatic experiences. Oxford University Press.

4. Etapa de Reconstrucción y Aceptación

Características: Con el paso del tiempo, el cerebro empieza a integrar el trauma como un componente de la experiencia humana. La plasticidad cerebral favorece la incorporación de nuevas vivencias positivas que ayudan a suavizar el recuerdo del trauma.

Ejemplo: Tras el tsunami en el Sudeste Asiático en 2004, numerosas comunidades mostraron resiliencia al reconstruir sus viviendas y fortalecer sus redes de apoyo social.

Acompañamiento: En esta etapa, el acompañamiento debe centrarse en el desarrollo de habilidades de afrontamiento y en la promoción de la resiliencia. Se pueden aplicar técnicas de mindfulness y fomentar la fijación de objetivos personales, lo que ayuda a los afectados a redescubrir un sentido de propósito tras la tragedia.

Referencia: Neimeyer, R. A. (2001). Meaning Reconstruction & the Experience of Loss. American Psychological Association.

Conclusión

Acompañar a las personas en cada etapa del proceso posterior a una catástrofe no solo contribuye a reducir los efectos del trauma, sino que también facilita la recuperación integral de las comunidades afectadas. Comprender las respuestas neuropsicológicas en cada fase permite adaptar las intervenciones y maximizar el impacto positivo del apoyo emocional y psicológico en la reconstrucción de vidas después de un desastre.

Edison Gaitán